¡Alégrense, es el tiempo de Dios!

«Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán por su nacimiento.» —Lucas 1:14 (NVI)

La historia de Zacarías e Isabel, presentada en Lucas 1:5-25, introduce la narrativa de la Navidad y habla en gran medida de los desafíos que la pandemia del coronavirus nos ha planteado, afectando nuestro tiempo y nuestra planificación y haciendo que muchas personas se sientan desamparadas y confundidas con relación al futuro.

No fue una experiencia fácil la que vivió esta pareja de ancianos. Toda su vida habían orado para tener un hijo propio, y la respuesta no llegó hasta su vejez, cuando empezaban a sentirse débiles y a esperar que su tiempo llegara a su fin. Pero, de repente, se les aparece el ángel Gabriel, diciéndole a Zacarías que pronto tendrían un hijo, y que, además, tendría un rol importante en la llegada del Mesías.

La historia de Zacarías e Isabel desafía nuestra forma de pensar respecto de los momentos adecuados, ¿cuándo es el tiempo de Dios? La historia afirma que todo momento es el tiempo de Dios, incluso cuando nos sentimos debilidad, impotencia y desánimo.

Muchas personas estamos confundidas sobre cómo lidiar con la nueva realidad y con los desafíos que nos rodean. Muchas se sienten débiles para responder nuevamente a lo que el Señor requiere de nosotros y de nosotras hoy. Con demasiada frecuencia deseamos «servir» a Dios cuando sentimos que es nuestro tiempo en lugar de descubrir el tiempo de Dios. Sin embargo, Dios concede nuevas visiones y nos anima a renovar la confianza en un Dios que está presente, Emanuel está con nosotros y con nosotras, y hoy es el tiempo de Dios.

Hoy, nuevamente nos acercamos al nacimiento de un niño, al mismo tiempo que sentimos el cansancio por la pandemia continua que nos confronta y nos desafía a encarar los crecientes problemas que nos rodean. Hemos perdido a familiares y amistades en nuestros entornos o hemos sostenido las manos de personas que no podían respirar. Puede que nos sintamos débiles e impotentes al reconocer lo mal equipados que están los sistemas sanitarios, lo lejos que está el justo acceso a las vacunas en muchos países, cómo se ha abusado de las mujeres en el hogar y cómo se ha privado a la niñez de educación y apoyo durante los aislamientos. Sin dejar de mencionar a las economías en retroceso, que amenazan la vida de muchas personas, especialmente de aquellas que son marginadas. Nuestras limitaciones están expuestas, nuestras debilidades son evidentes, y la frustración y la consternación abundan. Sin embargo, en esta época, Zacarías e Isabel nos recuerdan que este es el tiempo de Dios. Dios está con nosotros y con nosotras en medio de nuestras luchas, dolores y debilidades.

Pero ¿cómo podemos vivir con alegría en esta Navidad? Nos alegramos porque, al igual que Zacarías e Isabel, en medio de nuestros desafíos descubrimos que éste es el tiempo de Dios, y vislumbramos la luz en las circunstancias difíciles cuando creemos en el poder, en la sabiduría y en el tiempo de Dios, que tanto ama a nuestro mundo. Celebramos la esperanza en el nacimiento del niño Jesús, nacido en circunstancias difíciles, lejos de casa y bajo la amenaza de la muerte.

Confiemos en que Dios está con nosotros y con nosotras. Confiemos en que estamos en el tiempo de Dios. Confiemos en que Dios está actuando. Confiemos en que, como hermanos y hermanas en Cristo, reunidos y reunidas a través de una comunión en todo el mundo, seguiremos persistiendo en unidad.

Nuestra vida comunitaria refuerza nuestra confianza en la guía de Dios. Mantenemos los ojos bien abiertos a las injusticias de este mundo. Confesamos la justicia de Dios contra todos los intentos de normalizar la marginación, la opresión y el abuso. Damos testimonio en nuestros numerosos intentos de promover la paz y la justicia. Y nos dejamos reformar por Dios, que nos sostiene y nos da la fuerza para perseverar en tiempos de crisis.

¡Alégrense, Dios está con nosotros y con nosotras! ¡Es el tiempo de Dios!

A Dios sea la gloria en las alturas del cielo, y que la paz llegue al pueblo de Dios aquí en la tierra.

Bendiciones,

Najla Kassab, Presidenta
Hanns Lessing, Philip Vinod Peacock, Phil Tanis, Secretaría General Colegiada

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