Carta Pastoral del Secretario General

“Por esto, ya que por la misericordia de Dios tenemos este ministerio, no nos desanimamos.” —2° Corintios 4:1 (NVI)

¡Saludos en el nombre de Cristo Jesús!

Comenzamos, como siempre lo hacemos, dando gracias al Dios de la vida que continúa sosteniéndonos y redimiéndonos en medio de todas las pruebas e injusticias.

Ya ha pasado un mes desde que compartimos los saludos con motivo de la Pascua con la esperanza del poder de la Resurrección en medio de la pandemia de COVID-19. Esta carta pastoral les llegará mientras la pandemia continúa su camino de destrucción y muerte. Aun cuando en algunos lugares la propagación ha disminuido y las restricciones de contacto se están aliviando, en otros lugares nos dicen que lo peor está todavía por venir.

El costo de vidas humanas ha sido devastador y desgarrador. La situación nos ha abierto los ojos a todos y nos ha obligado a reconocer las condiciones de muerte, la desigualdad, la injusticia racial, de género, social, económica y ecológica preexistente al COVID-19 y que la pandemia ha empeorado fatalmente. La pandemia, una crisis de salud por derecho propio, nos obliga ahora a ver el mundo escandaloso al que hace referencia la Confesión de Accra (2004), y a reconocer que Dios nos está guiando a unirnos para la transformación del mundo.

Sabemos que vivimos en un mundo caído en manos de ladrones (Juan 10:10). Sabemos que en términos bíblicos se trata de una crisis, un momento de juicio, que requiere una decisión fundamental de vida o de muerte.

Pero, no obstante, por la misericordia de Dios, ¡no nos desanimamos!

Sabemos que nos ha sido encomendado un ministerio. Nosotros y nosotras, personas cristianas junto a todas las personas, nos unimos a Dios en tanto Dios mismos reconcilia el mundo con Dios.

Ser parte de la CMIR como una koinonia cristiana global nos ha permitido, a partir de la gracia de Dios ver, apreciar y compartir entre nosotros y nosotras la dimensión global de esta pandemia, ya que cada iglesia vive con intensidad la situación en cada contexto específico. A pesar de que las restricciones han llevado a la suspensión de los cultos en nuestros edificios, ha habido una explosión virtual de impacto, creatividad y propuestas celebrativas. Muchas de nuestras iglesias, junto a otras personas, han tomado la iniciativa de dar forma al distanciamiento físico responsable, al tiempo que desarrollaban de manera responsable la solidaridad social, el contacto, el apoyo y el servicio.

Las personas más vulnerables han sido afectadas no solo por el virus sino por la respuesta que ha dejado a millones y millones sin medios de vida y reprimidos por medidas autoritarias que afectan a las personas más pobres y desprotegidas.

Como familia, sentimos que no estamos en soledad. Vivimos en la creación de Dios. Tenemos mucha gratitud por las promesas de oración y de apoyo que han estado circulando libremente entre nuestra familia de CMIR en cada región. Agradecemos a quienes se han acercado a las personas más golpeadas y más vulnerables. En medida en que nos vamos sosteniendo mutuamente y dando respuesta a todos nuestros prójimos y prójimas, junto a todas las compañeras y los compañeros que Dios provee, reconocemos que en este ministerio de reconciliación somos un solo cuerpo, y como Pablo recuerda tan poderosamente en 1° Corintios 12:26: “Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y, si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él.»

La presidenta Najla Kassab y yo queremos acercarnos especialmente en este tiempo para asegurarles nuestras oraciones y preocupación por su iglesia al enfrentar este momento presente, para que podamos hacerlo de manera conjunta, sostenidos y sostenidas por el Espíritu del Dios viviente y como una koinonia llamada a la comunión y comprometido con la justicia.

Si bien no hemos podido celebrar la reunión del Comité Ejecutivo que teníamos programada para el mes de mayo, y a pesar que la Secretaría en Hannover, Alemania, ha vuelto a trabajar desde casa, la CMIR continúa en estrecho contacto con sus iglesias miembros y con compañeros y compañeras de la oikumene, desarrollando la prioridades de nuestro plan estratégico de nuevas e inesperadas formas.

Hemos reorientado nuestro pequeño pero importante Fondo Reformado de Coparticipación para apoyar los esfuerzos para responder a la pandemia desde nuestras iglesias miembros. Continuaremos enfatizando el compartir de recursos de emergencia siempre que los fondos generosamente proporcionados por La Tavola Valdese, a través del programa Otto per Mille, nos permitan hacerlo.

Junto con nuestras regiones, nos comunicaremos con todas nuestras iglesias miembros para participar en un ejercicio global de discernimiento, aprovechando los recursos teológicos y la perspectiva bíblica de las tradiciones eclesiásticas reformadas, unidas y en proceso de unidad para leer los signos de los tiempos y abrazar nuestro llamado como una koinonia global confesante, testimonial y reformadora.

Deseamos acompañarnos y apoyarnos mutuamente en el ministerio pastoral y profético al que Dios ha llamado a la iglesia.

Para todos nosotros y nosotras, mantener una comunicación vigorosa y un apoyo mutuo a través de la oración y de la acción, es esencial para este ministerio que Dios nos ha concedido. Por favor, póngase en contacto por medio de su región o directamente con la Secretaría, para compartir sus historias, de cómo todos y todas buscan responder fielmente. Estamos compartiendo aquí, una vez más, enlaces al último número de Reformed Communiqué y al Informe Anual 2019, ya que nos hemos enterado recientemente que el correo de muchas iglesias miembros se ha interrumpido debido a la pandemia.

En 2° Corintios 1: 3-4,7, Pablo comparte las fuertes palabras que confrontan la aflicción:

Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, 4 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. … Firme es la esperanza que tenemos en cuanto a ustedes, porque sabemos que, así como participan de nuestros sufrimientos, así también participan de nuestro consuelo.

Y así, sin desanimarnos, escuchamos la convocatoria en este kairos global de Miqueas 6: 8: » ¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.»

Gracia y paz para todos nosotros y todas nosotras en el poder de la resurrección en tiempos como estos.

Chris Ferguson
Secretario General

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