Una carta del secretario general

“El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” Juan 10:10

Saludos en nombre del Dios de la Vida

A sólo un mes del comienzo de mi responsabilidad he decidido escribirles mi primera carta como secretario general a ustedes, iglesias miembro de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas. Valió la pena la espera puesto que mi primer mes ha estado desbordado de ejemplos inspiradores de que la CMIR ha sido “llamada a la comunión y comprometida con la justicia”.

Ha habido una transición fluida en el liderazgo gracias a los generosos y constructivos esfuerzos de nuestro secretario general saliente, el Rev. Dr. Setri Nyomi. Damos gracias a Dios por sus 14 años de ministerio con la CMIR y le deseamos lo mejor en su regreso a Ghana para asumir los retos del ministerio congregacional.

Tanto la mudada de la oficina desde Ginebra hacia Hannover y un nuevo secretario general a cargo es suficiente para que este año se considere de una enorme transición. El presidente de la CMIR, Rev. Dr. Jerry Pillay, nos ha llamado a pasar de una transición a una transformación y a pesar de los grandes retos que representan el cambio de la oficina y el equipo de trabajo de un país hacia otro, la Comunión continúa caminando hacia adelante.

El Instituto Global de Teología reunió teólogos y teólogas jóvenes de la familia Reformada alrededor del mundo en Costa Rica para profundizar en el sentido de los retos y las oportunidades a nivel global de la contribución teológica de nuestra tradición para el movimiento ecuménico y el mundo.

Diálogos constructivos, importantes y orientados hacia la práctica se están llevando a cabo con comuniones y comunidades católico-romanas, anglicanas y pentecostales. Iglesias debatiéndose con asuntos que generan división en ellas están buscando el apoyo y la ayuda de la Comunión para acompañarlas y así poder hacer realidad la verdad de que nada puede separarnos del amor de Dios, lo que implica que la separación entre y dentro de nosotros debe ser evitada y superada.

En lo ecuménico, hemos sido llamados a formar parte del Grupo de Referencia en el Peregrinaje por la Justicia y la Paz, del CMI. Además, estamos acompañando al Consejo Latinoamericano de Iglesias en su proceso de restructuración y estamos hermanándonos con la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos como una forja clave de alianzas intergeneracionales.

Cuatro eventos regionales han marcado el décimo aniversario de la Confesión de Accra, cada uno de ellos haciendo contribuciones críticas con vistas a la consulta global a celebrarse en Hannover durante el mes de noviembre. Hay señales de que algunas de nuestras regiones se vigorizan al pensar, actuar y orar juntas y juntos, enfatizando la unidad y la justicia. Estamos prontos a lanzar una campaña a nivel mundial para confrontar el pecado y el horror del tráfico de personas, la cual está planificada para la Cuaresma del 2015.

El activo Fondo de Coparticipación está trabajando fuertemente para ayudar a las iglesias a enfrentar sus retos en la misión y el trabajo diaconal en sus propios contextos, apoyados financieramente por toda la familia. Esto incluye ayuda para tiempos de catástrofe y desastres naturales.

Prácticamente, en casi todos lugares del mundo donde existe una situación crítica, nuestras iglesias miembro están presentes, tanto en aquellos lugares afectados por violencia política, militar, social, religiosa y económica como en aquellos cuyos gobiernos y estados están involucrados como parte de los problemas. La CMIR juega un papel cada vez más importante conectando nuestros miembros a través de la oración, la solidaridad, la promoción y el testimonio público para poder hablar con la verdad y trabajar para la transformación. Sólo como un ejemplo, la CMIR está acompañando la Iglesia Presbiteriana en Colombia en sus esfuerzos para apoyar el proceso de paz y reconciliación que se está llevando a cabo en ese país.

Una actualización de nuestra página web está por ser lanzada para ayudar en el acceso a recursos, tanto pasados como nuevos, haciéndolos de más fácil acceso y uso para todos. Ser comunión requiere de comunicación así que hemos convertido en prioridad el encontrar mejores formas de comunicarnos unos con otros, de forma que podamos apoyarnos mutuamente en solidaridad y oración.

¡Todo esto y mucho más significa que ciertamente estamos en movimiento! Los retos son enormes.

Francamente, la situación del mundo no podría ser peor. La situación global dominante es que tanto el planeta como las personas creadas por el Dios de la Vida estamos bajo el control de sistemas y estructuras que infringen muerte y destrucción, a costa de la mayoría y para beneficio de unos pocos. Nuestro contexto refleja las palabras de Jesús acerca los bandidos que vienen a “robar, matar y destruir”. Es en ese contexto que confesamos a Aquel que vino para que todas y todos tengamos Vida en abundancia. En Accra confesamos que nuestra fe requiere de nuestro compromiso para vencer la injusticia y denunciar directamente todas las formas de injusticia sistémica y estructural, así como los poderes esclavizantes. Afirmamos esta visión y este compromiso en Grand Rapids mientras fortalecemos la vocación de nuestra unidad como comunión.

Caminamos hacia nuestra Asamblea General en Erfurt, Alemania, en 2017. Para que nuestra confesión de Vida abundante tenga sentido para esos millones de millones de personas atrapadas en las redes de muerte y destrucción y para que tenga algún sentido para toda la Creación de Dios tenemos que abrazar la oración y el tema de nuestra Asamblea General 27 con urgencia y en fiel determinación: ”¡Dios vivo, renuévanos y transfórmanos!”. Y el “nos” incluye tanto la iglesia como el mundo. En el espíritu de la Confesión de Accra buscamos la renovación de la iglesia para la transformación del mundo… para que todos y todas tengan vida abundante.

La Asamblea General de Unificación del 2010 determinó que en la próxima Asamblea habrá igual número de delegados hombres y delegadas mujeres y que habrá un número significativo de delegados jóvenes. Para muchas de nuestras iglesias eso significa la inclusión de más mujeres y jóvenes en sus liderazgos designados, en los cuerpos gobernantes y en las estructuras representativas de nuestras denominaciones con el fin de que para el 2017 no solamente tengamos equidad en nuestra Asamblea sino que nos hayamos renovados a nosotros mismos hacia una participación completa e igual de hombres, mujeres y jóvenes en nuestra Comunión a nivel mundial.

El don de la comunión significa muchas cosas tanto en el orden espiritual como en el práctico. Es el compromiso y la disposición hacia la koinonia – una identidad comunitaria y diversa y el sentido de ser un solo cuerpo que piensa, actúa y ora junto. Para poder actuar juntos, toda la familia debe apoyar el trabajo de la Comunión y la Comunión, a su vez, debe hacerse relevante en la vida diaria de las iglesias miembro y sus congregaciones. No estamos aún donde deberíamos estar, en ninguno de estos retos. La CMIR necesita mayor apoyo de sus iglesias en el sentido del pago regular y completo de sus contribuciones y en términos de la comunicación sistemática y la participación en el actuar y la vida comunitaria de la CMIR. Al mismo tiempo, la CMIR tiene un camino largo por recorrer para comunicar y ofrecer las conexiones, el apoyo y la visión que sean realmente relevantes a nuestras iglesias miembro en todos sus niveles: local, nacional, regional y global.

La buena noticia es que sí estamos en movimiento… no solamente desde Ginebra hacia Hannover sino con el fin de verdaderamente abrazar nuestra vida juntos como “llamados a la comunión y comprometidos con la justicia”, una respuesta urgente a un mundo donde los bandidos vienen para robar, matar y destruir; y Jesús viene para que todas y todos puedan tener vida y tenerla en abundancia. La familia de las iglesias congregacionales, presbiterianas, reformadas, unidas, en unión y valdenses se está moviendo para movilizar a nuestras iglesias para que hagan una aun mayor contribución al mundo ecuménico único, en un contexto donde la cooperación interreligiosa es esencial, para bien de toda la Tierra habitada.

Estimo sus oraciones y apoyo mientras juntas y juntos abrazamos el don, los retos y la promesa de nuestra Comunión.

Chris Ferguson
Secretario General

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