Perfil: Rola Sleiman

La Comunión Mundial de Iglesias Reformadas se encuentra particularmente comprometida con la justicia de género y con la plena y justa participación de las mujeres en todas las áreas de la iglesia y la sociedad. La Asamblea General del año 2017 adoptó «La Declaración de Fe sobre la Ordenación de Mujeres» y asumió el compromiso de acompañar a aquellos miembros que todavía no ordenan mujeres. La ordenación de mujeres no se limita solo a tener más mujeres en el ministerio, sino más de reconocer que la inclusión de mujeres en el ministerio y como iguales en el liderazgo de la iglesia, se creará una poderosa fuerza para la justicia social y económica en todo el mundo. Este artículo es uno de una serie sobre mujeres en el ministerio que subraya esta convicción.

«Ser una ministra ordenada es una demostración verdadera y viva del amor y la equidad de Dios

“Todo cambio necesita tiempo, paciencia y oración. Si esto sucedió en el mundo árabe y en una ciudad de mayoría musulmana, Trípoli, en el Líbano, puede suceder en cualquier lugar del mundo «, contó Rola Sleiman mientras hablaba sobre su ordenación como ministra.

Sleiman, la primera pastora en el ámbito cristiano árabe, creció como una niña de iglesia que más tarde decidió estudiar teología. Se capacitó en la Escuela Evangélica Trípoli para niños y niñas, una escuela que pertenece al Sínodo Evangélico Nacional de Siria y el Líbano (NESSL, por sus siglas en inglés). Para realizar sus estudios secundarios, fue a la Escuela de Teología del Cercano Oriente y obtuvo su Licenciatura en Teología en el área de Educación Cristiana.

A los 14 años, Sleiman comenzó a hacerse preguntas profundas sobre la vida y lo que realmente le da sentido, en especial para una niña que vive en el Medio Oriente. Reflexionó sobre esas preguntas buscando encontrar alguna certeza, incluso el porqué de nacer en una familia evangélica en un país de mayoría musulmana.

Después de estudiar algunas secciones del Corán, del Antiguo y del Nuevo Testamento, se enamoró del joven de Nazaret, Jesucristo, quien transformó al mundo a partir de su amor, sacrificio y compasión.

“Me dije: ésta es la teología que quiero adoptar, ésta es la persona que quiero seguir y éstos son los principios que quiero predicar. Lógicamente me convertí en una creyente”, dijo Sleiman.

Fue ordenada el 26 de febrero de 2017 como la primera pastora en el Líbano, el mundo árabe y el Medio Oriente.

Al explicar cómo fue que se convirtió en la primera pastora, hace memoria de los desafíos en su camino.

“En mi país, el Líbano, y en todo el Medio Oriente, se sabía que no era posible que una mujer sea parte del clero. Nunca sucedió antes en ninguna iglesia. Hay enormes dificultades y barreras sociales y culturales, sin mencionar que vivimos en una sociedad meramente patriarcal, en la que el liderazgo femenino no es bien apreciado», expresó Sleiman.

“If you asked me or anyone else five or ten years ago, are we going to see a female ordained minister in the Arab world, I would have answered maybe in 50 or 100 years. Fortunately, more than a year ago, this situation has changed,” said Sleiman.

Sleiman explicó que hace 50 años, en Siria y en El Líbano, la Iglesia Presbiteriana ordenó a mujeres como ancianas. No todas las iglesias ordenaban mujeres como ancianas, pero la mayoría de las congregaciones presbiterianas del Sínodo sí lo hacían, lo que significaba que las mujeres eran parte del proceso de toma de decisiones en la iglesia y también parte de las sesiones de la iglesia a pesar de no ser ministras.

Al recordar el debate sobre la ordenación de mujeres como ministras, dijo que el problema no era teológico sino social, con preguntas como: “¿Qué iglesia la invitaría a ser su pastora? ¿Quién aceptaría a una pastora en una sociedad patriarcal y con una mayoría de iglesias ortodoxas y católicas? ¿Cómo construiría relaciones con otras iglesias, con las más conservadoras? ¿Y con los musulmanes?»

Añadió que la Fraternidad de Iglesias Evangélicas de Medio Oriente se reunió hace unos ocho años y llegaron a un acuerdo de que las iglesias deberían comenzar a ordenar mujeres que puedan administrar los Sacramentos. Todas las iglesias firmaron esa Declaración, pero quedó solo en el papel.

“Si me hubieran preguntado a mí o a alguien más hace cinco o diez años si alguna vez veríamos a una ministra ordenada en el mundo árabe, hubiera respondido que tal vez en 50 o 100 años. Afortunadamente, hace más de un año, esta situación ha cambiado”, expresó Sleiman.

Según Sleiman, el cambio tuvo lugar porque la iglesia en Trípoli pidió que ella fuese ordenada. A fines de la década de 1990, Sleiman fue nombrado por la NESSL para trabajar en el valle de Bekaa como educadora cristiana. Se mudó a Trípoli en 2002 como educadora cristiana de la iglesia, pero sustituía con frecuencia al pastor cuando éste viajaba. En 2008, se convirtió en la pastora de hecho de la iglesia, predicando y cuidando a la congregación hasta su ordenación casi una década después.

“En este caso, no había más razones sociales para oponerse a la ordenación, y ese fue el cambio clave. Para mí, ser una ministra ordenada es una demostración verdadera y viva del amor y la equidad de Dios. Implica conceder el derecho que Jesús garantizó a las mujeres en el ministerio y hacer plena la equidad que Jesús nuestro Señor sembró», dijo Sleiman.

Sleiman cree que cada mujer tiene un rol en la vida de la iglesia y también para sembrar una semilla de esperanza y encender una vela en un mundo oscuro. Ningún hombre ni ninguna autoridad terrenal puede privar a las mujeres fieles de servir a Dios.

“Las mujeres tienen, con certeza, muchos valores que ofrecer a la iglesia de Cristo, pero tenemos que creer en nosotras mismas, en nuestras habilidades y en nuestros talentos espirituales. Nosotras, como mujeres, podemos abrazar a un ser humano en nuestro útero. Cuando Dios decidió encarnarse y venir a este mundo como una figura humana, nació del útero de una mujer sencilla y fiel. Simplemente hay que mantener viva la fe y es posible marcar una diferencia en tu mundo «, concluyó Sleiman.