CMIR: apoyo y oración por Afganistán

La Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) llama a sus iglesias miembros a orar por el pueblo de Afganistán.

Desde la retirada de Afganistán de las fuerzas dirigidas por la OTAN, el conflicto bélico entre el gobierno afgano y los talibanes resultó en la toma del palacio presidencial en Kabul por parte del movimiento armado y el control de toda la nación.

La supremacía del movimiento talibán en casi todo el territorio de Afganistán se produce después de veinte años de presencia de las fuerzas de la coalición de las potencias occidentales, en el marco de la “guerra contra el terror” que definió la política bélica internacional tras los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. Tras sobrevivir al primer gobierno talibán después del retiro de las fuerzas soviéticas del país, Afganistán ha sido escenario de guerras constantes y conflictos brutales durante décadas.

Las escenas desgarradoras de personas que acuden en masa al aeropuerto en un esfuerzo por huir del país han inundado los medios de comunicación, llamando la atención sobre la desesperación que vive el pueblo afgano y la situación particularmente vulnerable de las mujeres, niñas y niños, así como toda persona que sean considerada colaboradora de las fuerzas occidentales, por parte de los talibanes. También son vulnerables las minorías religiosas y confesionales en Afganistán.

La CMIR pide el respeto de los derechos humanos y, en particular, los derechos de las mujeres en Afganistán. Pide a la comunidad internacional que ofrezca ayuda humanitaria y hospitalidad a quienes huyen del país.

Hoy nuestras lágrimas se mezclan con las tuyas llorando por el mundo.
No hemos amado las cosas que permiten la paz.
Lloramos por las naciones y especialmente por Afganistán:
Donde la guerra y la violencia no son ajenas,
Donde la violencia ha engendrado más violencia,
Donde la guerra ha llevado a más guerra,
Donde las y los más vulnerables sufren más.

Lloramos por las ciudades y en particular por Kabul:
Donde las armas amenazan la libertad
Donde los ejércitos amenazan la paz,
Donde los que están en el poder han quebrado los espíritus,
Donde la creatividad y la rectitud son vencidas,
Donde el pluralismo está encadenado.

Y lloramos por nosotros mismos, porque no hemos aprendido las cosas que permiten la paz.

Oh Señor, transforma las lágrimas en amor y el amor en acción.
Oh Señor, transforma la acción en justicia y enséñanos el camino de la paz.
Te pedimos todo esto en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

(Traducción proporcionada por AIPRAL.)

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