La CMIR pide por una paz con justicia en Jerusalén

La Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) expresa enérgicamente su condena por los ataques de las fuerzas de seguridad israelíes contra quienes adoraban en la mezquita de al-Aqsa.

Estas acciones en plena época del Ramadán, en el tercer lugar más sagrado de la comunidad islámica, son una violación de los derechos humanos básicos del pueblo palestino. La CMIR también condena, además, los desalojos ilegales planeados en el vecindario cercano de Sheikh Jarrah.

Como resultado de los ataques con balas de goma y granadas en el recinto de al-Aqsa, alrededor de 200 palestinos resultaron heridos. Los ataques fueron en respuesta a la creciente ola de airadas protestas por los desalojos de Sheikh Jarrah. Esta reciente amenaza de desalojos es parte de la vulneración de los derechos humanos en curso contra el pueblo palestino y la negación de su derecho a la vida y a los medios de subsistencia.

Chris Ferguson, secretario general de la CMIR, pidió la paz para el momento presente, así como justicia para el pueblo palestino. “Las acciones actuales de las fuerzas de seguridad en Jerusalén deben cesar de inmediato para el restablecimiento de la paz. El estatus de Jerusalén como ciudad santa y lugar de todas las tradiciones religiosas debe mantenerse mientras se trabaja por la justicia para el pueblo palestino «, expresó.

Las órdenes del tribunal de distrito para proceder con el desalojo forzoso de familias palestinas de sus hogares en Sheikh Jarrah se han postergado por 30 días a partir de otra orden judicial.

El distrito de Sheikh Jarrah está formado por personas refugiadas expulsadas de sus pueblos y aldeas durante la Nakba palestina (catástrofe) de 1948. En 1956, el gobierno de Jordania junto con la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés) alcanzó un acuerdo para asentar a estas familias en Jerusalén Este a cambio de su documentación de UNRWA. Aproximadamente veintiocho familias recibieron una vivienda del estado jordano con la estipulación de que después de tres años recibirían el título de la propiedad, cosa que se formalizó en 1959.

Desde 1967, a partir de la ocupación de Jerusalén, la parte oriental de la ciudad ha sido puesta bajo control israelí y las comunidades judías han registrado como suya la propiedad de la tierra. Se han llevado a los tribunales israelíes varios casos de desalojo. Estos casos se consideran discriminatorios dado que Jerusalén Oriental se considera un territorio ocupado según el derecho internacional y un estado ocupante no puede desalojar por la fuerza a quienes allí residen.

Si bien la situación en Jerusalén sigue siendo tensa, el liderazgo internacional y las Naciones Unidas han solicitado moderación en las actuales circunstancias. Líderes y lideresas de Europa han expresado también su alarma por los inminentes desalojos. Además, la situación en Jerusalén ha intensificado la tensión entre Israel y Palestina en Gaza, lo cual ha provocado la muerte de 26 personas en Gaza, incluyendo a nueve niños y niñas.

La CMIR pide el cese del conflicto armado a ambos lados de la frontera y el regreso inmediato al status quo, así como el respeto de los derechos humanos y el derecho internacional.

La CMIR pide a sus iglesias miembros y al movimiento ecuménico que preste atención a la situación en Jerusalén y llama a sus iglesias a que oren y a que movilicen la atención internacional por este tema.

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