Mesa redonda de la campaña Zaqueo (#ZacTax) aborda la tributación y el género desde una perspectiva religiosa

La mesa redonda «Campaña tributaria Zaqueo: transformar el sistema económico global y fomentar la justicia de género», abordó el 19 de marzo las intersecciones entre la justicia tributaria y la justicia de género, y por qué son una cuestión de fe.

El evento se celebró paralelamente a la 68ª Sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, cuyo tema es «Acelerar el logro de la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas, enfrentando la pobreza y fortaleciendo las instituciones y la financiación desde una perspectiva de género».

El panel analizó de qué modo las propuestas de impuestos globales y nacionales al patrimonio, así como las reparaciones – como se pide en la campaña ecuménica tributaria Zaqueo (#ZacTax) – pueden colaborar en la construcción de un planeta más justo y sostenible, también para las mujeres y las niñas.

La Campaña tributaria Zaqueo (#ZacTax), que forma parte de la plataforma de sensibilización del programa para una Nueva Arquitectura Financiera y Económica Internacional (NAFEI), lleva el nombre de Zaqueo para ofrecer equidad y reparación por la explotación y la injusticia.

Dora Arce Valentín, secretaria general de la Iglesia Presbiteriana Reformada de Cuba y secretaria ejecutiva de AIPRAL, el consejo regional latinoamericano de la CMIR explicó por qué los impuestos sobre el carbono y sobre la contaminación son una cuestión de justicia ecológica y de género.

«¿Cómo puede contribuir la justicia tributaria a las reparaciones climáticas y ecológicas?», se preguntó. «Cuidar los ecosistemas, y por lo tanto las relaciones entre las personas, las sociedades y el resto de la creación, es un aspecto fundamental de nuestra humanidad como economos (administradores/as)».

La presidenta del Consejo Mundial de Iglesias por América del Norte, Angelique Walker-Smith, que se desempeña como estratega para el Compromiso de la Fe Panafricana y Ortodoxa, Pan para el Mundo, y como miembro de la junta directiva del Consejo Nacional de Iglesias de Cristo en los EE.UU., expuso sobre por qué las iglesias deberían preocuparse por el sistema tributario global.

Ella comenzó preguntando: “¿Puede la justicia fiscal promover la igualdad de género?». Luego señaló que la evidencia transformadora de nuestra fe y de los testimonios bíblicos ilustran dónde los tributos marcaron y podrían haber marcado la diferencia para que todas las personas vivan una vida más equitativa. «¡Sorprendentemente, 252 de algunos de los hombres más ricos poseen más riqueza que 1.000 millones de mujeres y de niñas de África, América Latina y el Caribe juntas! Gravar a las personas más ricas garantiza la redistribución de la riqueza creada por las personas trabajadoras y subvencionada por el trabajo no remunerado de las mujeres, ayudando al mismo tiempo a reconstruir la confianza en las instituciones democráticas y en los sistemas que respetan y que protegen los derechos de las mujeres.»

Para Cynthia Moe-Lobeda, profesora de Ética Teológica y Social en la Church Divinity School del Pacífico, el tributo sobre la riqueza – como herramienta para construir la equidad económica y de género – se encuentra en el corazón de la fe religiosa.

«El impuesto sobre la riqueza es una herramienta de amor al prójimo. La campaña tributaria Zaqueo pone de manifiesto y concreta cómo la gente corriente puede participar en el movimiento sagrado para construir la igualdad de género y de abolir la pobreza a través de una tributación justa», afirmó.

Iva Carruthers, secretaria general de la Conferencia Samuel DeWitt Proctor, analizó la justicia tributaria y las reparaciones.

«Si quieres mejorar el bienestar de una comunidad, mejora el bienestar de sus mujeres», afirmó. «En la medida en que las mujeres de fe crean en la imago dei, tengan una afinidad de intereses compartidos con otras mujeres por encima de las barreras de raza, de etnia, de religión, de geografía, de lengua… entonces las mujeres y los hombres de fe tendrán que enfrentarse al desafío de encontrarse en la encrucijada de que los peores temores de la afrofobia se manifiesten en un mundo cambiante en el que las personas de color están transformando demográficamente al mundo, siendo el instrumento de reproducción las mujeres; mujeres de color que producen niños y niñas de color.»

El borrador cero del documento final de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer – que contribuye a al borrador cero del «Pacto para el Futuro», el resultado previsto de la Cumbre de las Naciones Unidas para el futuro insta a los Estados a «fortalecer la cooperación fiscal internacional para que sea más inclusiva y eficaz, enfocándose en la lucha contra la
evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos, destinando recursos para poner fin a la pobreza de las mujeres».

También pide «garantizar la progresividad de las políticas tributarias, centrándose en gravar a quienes tienen mayor capacidad de pago, incluso a través del impuesto sobre el patrimonio y el impuesto de sociedades, evitando una fiscalidad regresiva que repercuta de un modo desproporcionado en las mujeres y en las niñas con ingresos bajos o sin ingresos».

El acto fue organizado conjuntamente por el Consejo Mundial de Iglesias, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, la Federación Luterana Mundial, el Consejo Metodista Mundial y el Consejo para la Misión Mundial como parte de la iniciativa NAFEI.

La tarea de justicia económica de la CMIR está financiada por el Consejo para la Misión Mundial, el Otto per Mille y otras contrapartes e iglesias miembro.

Artículo cortesía del Consejo Mundial de Iglesias. Imagen: Rebekka Read/CMI.

Comments are closed.